viernes, 4 de abril de 2008

Lo Irreconciliable del Ser Masculino y Femenina (y sus terribles consecuencias)*

Mtro. Benjamín Emanuel Silva Luévanos

Género designa el conjunto de ideas, prescripciones, comportamientos, funciones, sanciones y valoraciones sociales sobre lo masculino para el hombre y lo femenino para la mujer; cualidad, que, como afirmamos en el artículo anterior, es una cualidad histórica, cultural y social.

De tal manera que el género se convierte en un mandato cultural, dividendo en dos toda la posible realidad humana: a los hombres les asigna la sabiduría, la fortaleza, la autonomía económica, la creatividad, el desarrollo personal, la autoafirmación y las demás formas que les permiten construirse y vivir como seres para si mismos; en cambio, a las mujeres les exige sumisión, ignorancia, debilidad, pobreza, dependencia, rutina, negación para sí mismas, es decir, un cautiverio en que se las forma para actuar como seres para otros.

Seguramente conoces las famosas máximas de las abuelas que aun hoy imperan: “mi´hija si quiere casarse hágase la tonta”, “una lagrimita lo resuelve todo”, “no le quite a su hombre lo hombre, deje que él se lo resuelva para eso usted es mujer”; y que decir de las frases dirigidas a los hombres: “que hombres vas a ser si no puedes ni mantener a tu mujer”, “¿pues quien manda en tu casa tu o tu vieja?” De tal forma que la mujer exitosa es la que es mantenida y el hombre exitoso el que puede mantener a una mujer ¡Qué infortunio de vida!

Estos llamados roles de género, se aprenden en un proceso que se inicia en la infancia y es reforzado a lo largo de toda la vida por todas las instituciones sociales: familia, escuela, religión.

Tradicionalmente el rol femenino se caracteriza por estar centrado en el ámbito privado, ligado a la maternidad, y por el interés y cuidado de las relaciones afectivas, por lo que incluye aspectos como la afectuosidad, la lealtad, la sensibilidad a las necesidades ajenas, la capacidad de comprensión, la ternura, la dependencia, la influenciabilidad, la falta de asertividad, la tendencia a la expresión emocional, y la consideración de que las mujeres son inferiores intelectual, física y psicológicamente al hombre.

Todo eso no se da en la vida sin grandes y peligrosas consecuencias, pues las mujeres que se adhieren al rol femenino tradicional, están expuesta al abuso físico, económico, emocional y psicológico y al conflicto en la vida íntima; viven las relaciones con los hombres como relaciones entre adversarios, se culpan a sí mismas cuando viven coerción sexual, consideran que el matrimonio es más importante que una carrera profesional y que el éxito profesional y económico es para su marido no para ellas; sufren con mas frecuencia de sentimientos de inferioridad y carecen de confianza para expresar sus propias opiniones y tiene actitudes negativas hacia otras mujeres.

A estas infortunadas consecuencias no se escapa el hombre, quien, desde el sistema de roles de género, es obligado a cumplir con la función de proveedor, padre y protector físico; ser hombre es ser autosuficiente, exitoso y poderoso, capaz e importante; rasgos como el egocentrismo, la ambición, la competencia, el control sobre sí mismo y los demás, el derecho a imponer normas según la propia voluntad y al legitimo derecho y responsabilidad de ejercer control sobre las personas constituyen el rol masculino. Para el hombre que desea afirmar su masculinidad es de suma importancia estar siempre dispuesto al sexo, no comportarse como mujer, ser físicamente robusto y tener el respeto de su mujer e hijos.

Este cumplimiento tradicional de lo masculino lleva a los hombres a tener varias parejas sexuales y a usar el condón con menor frecuencia, argumentando la reducción de la sensación placentera; estos hombres tradicionalmente masculinos no consideran que sea su responsabilidad prevenir un embarazo no deseado, antes bien consideran que embarazar a una mujer valida su masculinidad; tal rol está, además, asociado al suicidio, problemas de salud, estrés, abuso de sustancias y enfermedades emocionales, a ser abiertamente dominante, agresivo, independiente e insensible, lo que termina originando un ser autodestructivo y peligroso para quienes están alrededor.
Como puede concluirse, el problema de los roles de género estereotipados y tradicionales, no es un conflicto menor, pues crea una visión distorsionada de lo que realmente es el ser humano, obstaculizando el desarrollo de los intereses y las habilidades individuales, además de limitar las relaciones que las personas son capaces de formar, las carreras profesionales y los logros personales, dando como resultado hombres insensibles y mujeres sensibles luchando la guerra de vivir juntos.
*Texto publicado en www.demujer.com.mx

No hay comentarios: